Amar en tiempos de Facebook

censuradoAhora que tan de moda está el asunto de las infidelidades del portal Ashley Madison, me vino a la mente una pericial que tuvimos que hacer, allá por 2012. Se trataba de averiguar quién había podido difundir fotos de contenido sexual explícito pertenecientes a una joven de 18 años. Estas fotos habían sido robadas de su móvil y de su portátil, por lo que estaba claro que, quien hubiera sido, no solo era una persona cercana a ella, sino también alguien de confianza.

Hicimos el correspondiente análisis forense al móvil (un android), y acto seguido hicimos lo mismo con el portátil. De ahí extrajimos conversaciones entre la chica y sus ligues, tanto de correos electrónicos, como de comentarios y chats realizados en redes sociales; desde Badoo hasta Facebook, pasando por twitter. No fue en absoluto difícil encontrar a la persona que difundió las fotos que se publicaron posteriormente a través de estas redes sociales -llegaron a crear incluso un perfil en Badoo con las fotos íntimas de la chica-, pues cometió la tremenda torpeza de enviar un correo masivo -sin tomar siquiera la precaución de ponerlos en copia oculta-, hasta 230 personas; toda su lista de contactos, vamos. Sin embargo, seguía siendo un misterio para nosotros averiguar quién pudo tener contacto con los equipos electrónicos de la chica. Por otra parte, ella, ya fuera por miedo a lo que pudiéramos destapar (y por ende miedo a sus padres), se negaba muchas veces a darnos detalles concretos sobre quién o quiénes podían haber tenido acceso a sus dispositivos. Lo cierto es que, a la vista de las múltiples relaciones esporádicas que tenía, y de su promiscuidad, cualquiera de sus amantes pasajeros podría haber sido.

Para colmo de la desgracia, su novio oficial -que se había alejado de ella, en un intento de recuperar el equilibrio emocional-, sufrió un accidente mientras buceaba en una isla remota de un país extranjero. la chica no podía más. Fue entonces cuando accedió a darnos las claves de todas sus cuentas de Redes Sociales, incluida la de Facebook. Y fue aquí donde descubrimos quién estaba detrás de todo el ardid. Pero no fue gracias al resultado positivo de un análisis forense, ni a una evidencia encontrada en un correo, no. Fue gracias a la observación y a la intuición.

Esto lo hizo mucho más fácil.

compartir-con-quien021Visualizando las conversaciones que la chica mantenía a través de Facebook, con la madre del novio oficial -ésta se había desplazado al hospital en el que su hijo estaba en Coma-, nos dimos cuenta de que cuando la madre hablaba de temas generales (usaba la cuenta del hijo para hablar, por lo que sabía sus claves), lo hacía para el grupo de amigos de Facebook de su hijo, pero cuando se trataba de hablar del estado en que se encontraba su hijo -y de que lo iban a desconectar en unos días, si no había mejoría, por ejemplo-, modificaba la lista de destinatarios, de tal forma que estos mensajes le llegaban únicamente a la chica. A todo esto hay que decir que la madre pidió perdón públicamente en Facebook, por no saber manejar ese entorno. Creo que a estas alturas todos intuís ya lo que estaba pasando realmente.

Alertamos -como era lógico-, a la madre de la chica; y le hicimos ver cómo se estaban manipulando los mensajes y sus destinatarios, en función de la gravedad de éstos. Acto seguido la madre, una persona -todo hay que decirlo-, bastante influyente y muy bien posicionada socialmente, lanzó un órdago a la madre del novio, y les comunicó que, en dos días, se desplazaría hasta ese país, acompañada de un médico especialista español, que iba a estudiar detenidamente a su hijo, en el intento de evitar que pudiera ser desconectado de los tubos que le asistían. Curiosamente, el chaval se recuperó milagrosamente aquella misma noche; despertó a la vida.

facebookComaEfectivamente: fue el novio el que, en un ataque de celos, difundió las fotos entre algunos amigos «para que vieran la clase de chica con la que salía». La flecha estaba lanzada. Las fotos y los comentarios peyorativos y lascivos hacia la chica corrieron como la pólvora por las Redes Sociales. Y era él mismo el que, al darse cuenta de la gravedad de los hechos y del revuelo que había montado, intentó desaparecer de la vida de la chica, inventándose tan rocambolesca historia; su pobre madre vivía -como no podía ser de otra forma-, totalmente ajena a todo este escándalo. Pero todo estaba ya convenientemente registrado en la Red Social, como si del testimonio de un fiel notario se tratara.

¿Qué conclusiones sacamos de todo esto?

  1. La más importante de todas: ¡¡¡Mucho cuidado con las fotos que nos hacemos!!!. Pueden caer en manos ajenas y, desde ese momento, perdemos el control sobre éstas.
  2. La identidad digital queda grabada; muchas veces de forma irreversible y sin posibilidad de eliminación por parte de quien publicó la información.
  3. La chica era mayor de edad por lo que, independientemente de lo que hiciera con su cuerpo y su vida, nadie tenía derecho a violentar su intimidad y libertad sexual.
  4. Hubo un delito punible de difusión no autorizada de información, por parte de un chaval descerebrado que ni se interesó en observar las mínimas medidas de anonimato necesarias.
  5. Un novio despechado (y esto que os digo no es nuevo en absoluto),  puede hacer un daño -en este caso psicológico-, irreparable para la vida social de su ex-pareja, amén de a sí mismo.

Y en lo que respecta a forense, no nos dejemos guiar tan solo por lo que nos dicen los resultados y las evidencias encontradas en unos ficheros, o en unos correos electrónicos. La intuición, la capacidad de ver «esos pequeños detalles», por parte del informático forense, son las que -en bastantes casos-, inclinan la balanza hacia un resultado favorable de la práctica pericial. Por tanto, os animo a investigar, a ser curiosos, a deducir en fin por vosotros mismos, más allá de dejaros guiar solo por lo que los datos objetivos obtenidos mediante un programa de forense os puedan decir.

nnttFinalmente, en lo personal y educacional, aleccionemos a los adolescentes sobre el peligro que conlleva hacerse «esas fotos en su momento divertidas», que más tarde podrían llegar a arruinarles la existencia; e incluso llevarles a tomar soluciones más drásticas e irreparables, como desgraciadamente hemos visto y oído en los medios de comunicación. La juventud es una edad muy peligrosa, en muchos aspectos; Hay búsqueda, descubrimiento, despertar a sentimientos nuevos, sensación de control y autosuficiencia y -sobre todo-, mucho desconocimiento por parte de los chavales sobre los peligros que, en un futuro, pueden acarrear las acciones realizadas en el presente.

Educación y confianza. Esas son las claves.

José Aurelio García

Auditor y Perito Informático-Perito en Piratería Industrial e Intelectual-Informático Forense

Vp. Asociación Nacional de Ciberseguridad y Pericia Tecnológica – ANCITE

Informático Forense – El Blog de Auditores y Peritos Informáticos

[email protected]

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